- ¿Cómo es la actualidad del sector ovino en Argentina?
Está creciendo la industria, por ejemplo, el año pasado se abrió la exportación desde Inglaterra para traer semen y embriones de Hampshire, cosa que fue todo un logro y ya hay nacimientos con esa genética. Esto le agrega valor a la buena genética que existe en el país con razas como texel, dorper, entre otras, que ha empujado mucho al mercado interno y a eso se le suma la demanda de países limítrofes que quieren tanto semen como embriones.
- Seguís trabajando con bovinos, ¿cuál es la diferencia entre ambos?
En el sector ovino es menor el desgaste físico y te permite trabajar en un ambiente más controlado e higiénico. Ambas son especies de manada, de fácil manejo y en la parte de reproducción están igual de desarrollados.
- ¿Qué rol ocupan los veterinarios en este panorama de crecimiento de la industria ovina?
Estoy convencido de que mientras más veterinarios haya que sepan hacer técnicas de reproducción en pequeños rumiantes más trabajo habrá para todos porque hay mucha demanda insatisfecha y muchos productores que dejan de pensar en hacer algo porque no consigue quién se lo haga. Por otro lado, necesitamos los centros habilitados por SENASA para hacer el mercado interno de ventas de pajuelas de semen y venta de embriones, como pasa en vacas, que sigue siendo esquivo.
- Como el que vas a llevar adelante con IntelVet... contanos ¿con qué se va a encontrar el veterinario que participe?
Acompañado por un grupo de docentes, vamos a mostrar la realidad, a contar nuestras experiencias y a explicar no solamente la técnica de transferencia embrionaria sino también las pautas del manejo previo. Vamos a hablar mucho sobre el manejo porque sin manejo no habría reproducción y es fundamental para minimizar errores. Nuestro objetivo es que la capacitación sea abarcativa y que los colegas vean que hay muchos aspectos, que escapan a nuestra tarea, a los cuales nos tenemos que enfrentar a la hora de hacer nuestro trabajo e influyen directamente en el resultado final.
- ¿Vas a contar las experiencias buenas y las malas también?
Si, yo cuento las malas porque las buenas las cuenta cualquiera. Luego de la anterior edición del curso recibí devoluciones muy positivas de los colegas porque no hay nadie que cuente las malas. Considero que es bueno explicar las malas experiencias porque es ahí donde más se aprende. Los veterinarios que participen del curso se van a llevar lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer.
- Contanos alguna mala experiencia que te haya marcado
Primero quiero aclarar que estamos hablando de biología y hay un montón de parámetros que pueden fallar y determinar que algo salga bien o mal. A veces las cosas salen mal porque te tocó y, la mayoría de las veces, sale mal porque las hiciste mal. Particularmente, una sola vez se me murió una oveja en la camilla porque son técnicas muy seguras y es casi nulo el riesgo de vida para los animales. Esta situación fue haciendo laparoscopia, fue un error, que asumo como mío, del chico que puso uno de los trocares y pinchó una vena que no tenía que pinchar. A partir de ahí comencé a extremar los cuidados y nunca más tuve problemas.
Por otro lado, otra experiencia para contar fue cuando estábamos en INTA Castellar con la Universidad Maimónides, con todos los recaudos que no se tienen en los campos, y, de golpe, la oveja se muere. Nos quedamos entre todos mirando sin entender y a los tres minutos, de la nada, resucitó. La sacamos y se fue caminando. Son cosas que tiene la biología que uno se queda sorprendido.
